Por Romina Bevilacqua
23 marzo, 2015

Cuando los lobos llegaron a este parque, los álamos comenzaron a aparecer. Es increíble lo que esta especie hizo por los árboles. 

Incluso la vida de los árboles está dependiendo de la supervivencia de los lobos. Los árboles del género Populus (Cottonwood trees en inglés) conocidos como Álamos, al igual que los seres humanos, vienen separados en géneros masculinos y femeninos. Y como nosotros, se necesitan dos para bailar tango. El baile es algo así: Las flores del árbol masculino contienen polen y cada primavera el viento se lleva ese polen para fertilizar a las hembras. En un período corto de tiempo, estos árboles fertilizados producen vainas rellenas de un material parecido al algodón. Este “algodón” contiene pequeñas semillas, que luego ayudarán a que crezcan otros árboles una vez que el viento los haga volar hasta llegar al piso donde las semillas crecerán.

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Los Álamos se reproducen eficazmente, el problema es que a los alces les gusta mucho comer sus brotes. Especialmente cuando los lobos no están cerca. Entre 1926 cuando el último lobo de Yellowstone fue cazado y 1995, cuando el primer lobo fue reintroducido, los alces en el Parque Nacional Yellowstone se multiplicaron. Esto llevó a que los alces devoraran a la próxima generación de álamos año tras año.

En 2003 dos científicos de la Universidad de Oregon, Bill Ripple y Bob Beschta estudiaron a los árboles en los alrededores del río Lamar y descubrieron muchos álamos de más de 70 años –que para el tiempo en el que había lobos en Yellowstone eran semillas–.  También encontraron pequeños brotes de álamos que que crecieron justo en los pocos años desde que los lobos regresaron al parque. Lo que no encontraron fueron álamos que hubiesen crecido entremedio de aquellos años.

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Sin los lobos presentes en el parque, los alces –sin miedo, multiplicados y muy hambrientos– habían detenido el crecimiento de los álamos. Sin los lobos los alces habían condenado a los álamos del parque a su posible desaparición. Desde que reintrodujeron a los lobos a Yellowstone las nuevas generaciones de álamos finalmente están prevaleciendo en ciertas regiones del parque. Incluso los científicos han encontrado pequeños álamos creciendo en perfectas condiciones  en zonas a las que catalogaron como de “alto riesgo”, que son aquellos lugares donde los alces no tienen buena visibilidad en caso de que ronde un lobo y alimentarse ahí se vuelve una gran amenaza.

De esta forma los álamos y los lobos están conectados y amarrados en un acto de balance natural. Si remueves a los lobos, el sistema colapsa y amenaza a las especies de álamos presentes mientras los alces se multiplican. Pero este es sólo un ejemplo de cómo los lobos benefician a los ecosistemas en los que viven. Ya les habíamos hablado de cómo los lobos incluso cambiaron los cursos de los ríos en el Parque Nacional Yellowstone, o trajeron a más nutrias, osos y aves al lugar. 

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