Por Catalina Vásquez
20 marzo, 2015

Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo.

Una mezcla de pastor alemán llamado Frankie fue capaz de detectar cáncer tiroideo en muestras de orinas de pacientes con un 88% de precisión, según un equipo de investigación de la Universidad de Ciencias Médicas de Arkansas (UAMS) que lo hizo público en la reunión anual de la Sociedad Endocrinóloga.

El cáncer tiroideo sucede cuando células anormales crecen en la glándula con forma de mariposa que hay en el cuello. En el 2014, hubo aproximadamente unos 62.450 nuevos casos diagnosticados sólo en los Estados Unidos, con 1.950 muertes causadas por la enfermedad, según los estimados de la Sociedad Americana del Cáncer. Se desconoce la causa de la enfermedad, pero al igual que con otros cánceres, el ADN del individuo podría jugar un papel importante.

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Frankie, el perro entrenado para oler, pudo identificar correctamente a 30 de los 34 sujetos participantes que tenían la enfermedad. De los cuatro pacientes con cáncer tiroideo que el perro no identificó, dos eran falsos negativos y los otros dos eran falsos positivos. Si bien es impresionante, no esperes que en tu próxima revisión médica haya perros presentes. Pero de todas maneras los investigadores esperan identificar cuáles son los químicos que Frankie está oliendo para así poder crear nuevas pruebas de diagnóstico.

“El llevar a cabo pruebas de laboratorio para comprender qué es lo que los perros están oliendo puede ayudar al desarrollo de ‘narices electrónicas‘ para detectar las mismas moléculas, las cuales podrían ayudar a hacer mejores diagnósticos en el futuro”, dijo a la BBC la Dra. Emma Smith del Cancer Research UK.

Entre las técnicas de diagnóstico utilizadas en la actualidad se incluyen la biopsia por aspiración con aguja fina, en la cual una aguja es insertada dentro de la glándula tiroidea para obtener una muestra de tejido. Las células en cuestión son enviadas al laboratorio y examinadas bajo un microscopio para determinar si son cancerígenas o benignas.

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Para llevar a cabo el diagnóstico realizado por el perro, Frankie fue entrenado para reconocer el olor del cáncer tiroideo en muestras de orina. Si su nariz, muy sensible a los aromas, reconocía la muestra como positiva de cáncer, él alertaba a su adiestrador acostándose. En ese punto del estudio, el estado de las muestras de orina era desconocida tanto para el perro como para el adiestrador, asegurando así, que el perro no se viera influenciado en sus decisiones. Pero teniendo una nariz unas decenas de miles de veces más poderosa que la nuestra, Frankie diagnosticó de forma correcta en 9 de cada 10 veces.

Ha habido otros estudios en los que los perros han demostrado tener increíbles capacidades para detectar el cáncer. En uno, los perros fueron capaces de identificar cáncer a la próstata con un 98% de precisión.  Tal como dijo a la BBC el Dr. Donald Bodenner, jefe de oncología endocrina de la UAMS: “Durante los próximos años, la comunidad médica sentirá un gran aprecio y gratitud hacia ellos”.

Visto en IFL Science