Por Romina Bevilacqua
17 febrero, 2015

Cuando crecen más allá de lo esperado, terminan en refugios colapsados de animales o mucho peor… 

En 2012, los canadienses Steve Jenkins y Derek Walter adoptaron una “mini cerda” de 1,4 kg llamada Esther, como favor a un amigo. Pero dos años después, Esther ya no era tan “mini”. De hecho, llegó a pesar 304 kilos. “No queríamos creerlo”, dice Jenkins “pero a los cuatro meses era dolorosamente obvio que sería más grande de lo que creíamos. Crecía varios gramos al día. Y sigue creciendo”.

Como miles de otros antes que ellos, a Jenkins y Walter los habían hecho creer que su pequeño cerdito se quedaría así de pequeño y sería una mascota como cualquier perro o gato. Pero pronto ellos y otras personas se dieron cuenta que esas promesas no eran más que estrategias de marketing (estrategias que algunos criadores inescrupulosos han estado usando cada vez más seguido en los últimos 15 años). Desde 1998, la cantidad de “cerdos miniatura” (un término genérico que se utiliza para cualquier cerdo de raza pequeña) en Estados Unidos y Canadá se ha elevado de 200.000 a 1 millón.

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Ella es Esther.

Para limitar el tamaño de los animales, muchos criadores han practicando en ellos la endogamia, o los alimentan menos, diciéndole a los compradores que son adultos cuando no lo son, o (como en el caso de Esther) haciendo pasar a cerdos comunes por cerdos de razas pequeñas. La mayoría de estos animales terminan en refugios colapsados de animales o son eutanasiados.

Pero puede que tengamos buenas noticias. Respetados criadores y rescatistas están trabajando en educar al público y regular el comercio al menos en Estados Unidos y Canadá. Y la cantidad de santuarios ha crecido de manera significativa de unos pocos en los años 80′ a cientos hoy en día. ¿Serán estos esfuerzos suficientes para frenar el problema de los cerdos miniatura?

Cómo comenzó todo

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Un cerdito Kunekune recién nacido, en la Escuela de Veterinaria de la Universidad de Glasgow.

La novedad de los cerditos pequeños en Estados Unidos comenzó en 1986, cuando algunas docenas de cerdos vietnamitas fueron importados a zoológicos estadounidenses. Los criadores lo supieron, y algunos comenzaron a criar (o a practicar la endogamia en ellos) y a “desnutrir” a sus Potbelly y a otras razas pequeñas, como el Kunekune de Nueva Zelanda y los cerdos Ossabaw Island de origen español. Estas estrategias produjeron cerdos mucho más pequeños que un cerdo común (455 kg) pero jamás llegaron a ser del tamaño de un chihuahua como prometían muchos criadores, y su peso es imposible de predecir.

Hasta ahora, el comercio de mini cerdos en Norte América (y en menor medida en Europa) ha sido una industria sin regulación, con poco o nada de reglas. Pero algunos individuos y organizaciones crecientes están tratando de cambiar esta situación. La recientemente establecida American Mini Pig Association (Asociación de cerdos miniatura de Estados Unidos) comprende 250 criadores en todo el país que trabajan en crear un código ético estricto y una clasificación de raza basada en el tamaño. Jaimee Hubert, uno de los fundadores, espera lanzar el sitio web de la organización este año.

Al mismo tiempo, Jaimee y otros están tratando de reforzar los contratos de compra, entrevistar de manera extensiva a los posibles compradores, y divulgar información exacta sobre los mini cerdos. Los rescatistas, criadores respetados y dueños de santuarios concuerdan en que la educación es la clave. “Entender la naturaleza de tu mascota, ya sea ésta un cerdo o un lagarto, es de vital importancia para ser un criador adecuado de ese animal”, dice Susan Armstrong-Magidson, una criadora convertida en rescatista que dirige Pig Placement Network, un sistema de cuidado y adopción que funciona desde 1998. “Si la gente que los compra en un puesto en la carretera, en una feria del pueblo o a un criador común, tuviese más información al respecto, quizá nunca los hubiesen comprado”.

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Sarah Davis junto a Daisy Mae, su cerdita Potbelly.

Hubert opina que los malos criadores dan mala reputación a los buenos. “Realmente nos irrita”, dice. “Estamos tan molestos como todos los demás. Tenemos que pasar mucho tiempo educando, y recibimos muchas críticas de las que tenemos que defendernos”. Hubert dice que los santuarios culpan a todos los criadores por la impresionante cantidad de mini cerdos rescatados. La agrupación Best Friends Animal Society de Kanab, Utah, estimó un total de 300.000 el 2009, una cifra que va en aumento.

Sin embargo, Hubert dice que los criadores responsables entienden que están a cargo de los cerdos que traen al mundo. Es su deber esterilizar y castrar a los cerditos, venderlos a personas dedicadas e informadas, y encontrar nuevos hogares para ellos si algo no resulta bien. “Hay lugares que no son mucho mejores que los criaderos de perros”, agrega Hubert.

Rich Hoyle, un veterano con más de 20 años en el santuario The Pig Preserve en Jamestown, Tennessee, fundado por él hace 8 años, dice que cada vez ha visto más mini cerdos rescatados con problemas congénitos (problemas en los ojos, machos con testículos poco desarrollados, y hembras nacidas sin ano) debido a las malas prácticas de crianza. En muchos rescates, ha descubierto que una manada de 50 o 100 cerdos son descendientes de sólo un par de hermanos.

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Los cerdos de la Isla Ossabaw son una raza pequeña descendiente de cerdos españoles traídos a Norte América hace cientos de años.

“Estos pobres cerdos criados de mala manera y desnutridos, están inundando los santuarios”, dice Hoyle.”Probablemente el 90% de los llamados micro cerdos (es uno de los tantos nombres para llamar a los mini cerdos, otros los llaman cerdos teacup (que caben en una taza) o cerdos de bolsillo) estarán muertos o en un santuario antes de que cumplan los dos años”.

Buscando Santuarios

Lana Hollenback fundó el santuario Forgotten Angels Rescue and Education Center en Deer Lodge, Tennessee, en 2008 como solución para personas o instituciones que necesitaban nuevos hogares para sus cerdos. En el último tiempo ella recibe al menos diez llamadas al día por falsos mini cerdos. 

El santuario Pig Placement Network de Armstrong-Magidson adopta alrededor de 60 cerdos al año de su programa de adopción temporal en Ross Mill Farm en Rushland, Pennsylvania. Dice que las llamadas (en su mayoría de dueños de cerdos de menos de dos años de edad que creían que su mascota sería “de bolsillo”) han aumentado de manera alarmante en los últimos años.

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Por otro lado, tenemos a los dueños de Esther, Jenkins y Walter. A medida que Esther crecía, la pareja tuvo que tomar una decisión y optaron por quedarse con ella. Esto significó que tuvieron que cambiarse de casa para tener espacio suficiente para ella y para otros animales de granja. Este año, gente de 40 países distintos ha donado más de 400.000 dólares para hacer de su santuario Happily Ever Esther Farm Sanctuary una realidad.

Jenkins, corredor de propiedades y Walter, quien trabaja como mago, dicen que el “efecto Esther” –que es como le llaman al cambio rotundo de vida que han tenido gracias a su mascota–, los inspira a hacer más. Para asegurar que el santuario, ubicado en Campbellville, Ontario, se autofinancie, quieren abrir un “bed and breakfast” –hostal con desayuno incluido– que funcione todo el año, para que los visitantes tengan mucho tiempo para interactuar con estos animales y caminar por los senderos del bosque. También planean abrir un restaurante vegetariano, con vegetales cultivados en una huerta comunitaria que se convierta en una pista de hielo en el invierno. “Es fácil llevar a cabo estos cambios en tu estilo de vida cuando tienes motivación”, dice Jenkins. “Amamos tanto a Esther que para nosotros no significa un sacrificio hacer de esto nuestra misión en la vida”.

También se ha abierto santuarios en otros lugares. La Asociacion de Santuarios de Estados Unidos (American Sanctuary Association) estima que hoy en día hay 37 refugios en Estados Unidos, y calcula que hay unos pocos cientos más. Alrededor de 20 de ellos se dedican sólo al rescate de cerdos.

Desde comienzos del año 2000, Best Friends Animal Society ha rescatado cerdos que se han encontrado vagando en el desierto o abandonados cuando la gente se cambia de casa. La organización remodeló recientemente sus instalaciones, usando 500.000 dólares recibidos en donaciones para convertir el espacio en el santuario Marshall’s Piggy Paradise. Mientras tanto, la cantidad de cerdos en el santuario Ironwood Pig Sanctuary de Marana, Arizona, creció de 329 en 2005 a casi 600 hoy en día. La mitad de los rescates en los últimos nueve años ha sido de mini cerdos “falsos” como Esther.

Sin embargo, en la medida que crecen los santuarios, también aumentan sus problemas de sobrepoblación. Al menos 10 santuarios de cerdos se han cerrado en los últimos dos años debido a falta de espacio y de financiamiento. Hoyle, del refugio The Pig Preserve, dice: “Si no eres cuidadoso” dice Hoyle “aceptas uno más y tu santuario se va directo a la bancarrota. Nuestros sentimientos a veces se interponen a la razón”.

 

Visto en: National Geographic

 

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