Por Romina Bevilacqua
21 enero, 2015

Estas 8 crías de oposum pigmeo de montaña podrían significar un gran avance para proteger a la población de estos amenazados marsupiales de Australia. Estos mamíferos son una de las especies más críticamente amenazadas del país y por lo mismo las propuestas para evitar su extinción no se quedan cortas. Las crías que nacieron recientemente de hecho forman parte de un programa donde los estudios de genética jugaron un rol importante. 

El oposum pigmeo de la montaña (Burramys parvus) es el único marsupial australiano que hiberna. Existen menos de 2.000 ejemplares en su hábitat natural y sus poblaciones se han restringido a tres distritos separados. Como consecuencia, la endogamia parece ser la principal amenaza de estos animales. Durante 2003, los incendios forestales devastaron gran parte del hábitat que aún no había sido destruido por la construcción de infraestructura para la industria del esquí y, siendo una especie alpina, el pigmeo de la montaña también se encuentra particularmente vulnerable ante los cambios provocados por el calentamiento global. A medida que el clima aumenta sus temperaturas, muchas especies comenzaran a migrar hacia los polos, sin embargo para las especies que se encuentran en lo más alto de las montañas no existe ningún lugar al que puedan ir.

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Por otro lado, existen dos cosas que pueden darle esperanza a esta especie. Una de ellas es su tamaño, ya que el hecho que sean pequeños significa que las instalaciones necesarias para mantener un programa de reproducción en cautiverio no tendrían que ser muy grandes, y la especie es tan adorable que existen muchas personas dispuestas a ayudar. Desde 2007, los Zoológicos Victoria han estado fomentando un programa de recuperación con una población de reproducción de casi 50 especímenes y han logrado producir al menos una camada cada año desde 2009. La fotografía que se ve más arriba es de la camada de este 2015, que pueden ser vistos en el Santuario Healesville.

Hace un par de años, investigadores de la Universidad de Melbourne se las dieron de cupido al tomar un grupo de machos del Monte Hotham y trasladarlos al Monte Buller para mantener la variación genética. Los esfuerzos, los cuales tuvieron como resultado al menos 8 crías durante el primer año, fueron uno de los primeros intentos en utilizar esta técnica en especies en peligro de extinción que se encuentran divididas en Australia.

Visto en: IFLScience