Por Romina Bevilacqua
13 enero, 2015

Los campeones del beatboxing podrían tener competencia en una fuente inesperada: en el océano habita un singular pez que entona melodías bajo el agua. Se trata de un pescado corvina de la costa de Indonesia que genera un ruido parecido a un golpeteo rítmico que proporciona la armonía de lo que podría ser otra pista del sonido del océano.

“Este se quedó pegado conmigo”, comentó Julius Piercy, un candidato a un doctorado que estudia las acústicas bajo el agua de la Universidad de Essex, quien descubrió este particular talento. Piercy ha estado grabando los sonidos de los peces y crustáceos en los arrecifes tropicales de coral alrededor del mundo. Los golpeteos, silbidos, gruñidos y chasquidos de los habitantes del arrecife son más que solo material para un álbum de multi platino. Estos le dan a Piercy y otros biólogos marinos una idea de la salud del arrecife y la biodiversidad que se puede hacer en una fracción del costo de la manera tradicional de monitoreo de los arrecifes.

Los últimos estudios de Piercy muestran que el futuro del océano puede ser mucho más silencioso que el actual si la sobrepesca y la acidificación del océano continúan golpeando los arrecifes que aportan a la sinfonía de la vida. La investigación observó, o mejor dicho escuchó, a docenas de arrecifes tropicales a lo largo del océano Pacífico y el océano Índico variando los niveles de su estado. Los arrecifes más saludables eran más escandalosos y sonaban como si se propagaran a lo largo del océano abierto.

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Escuchar el océano no es un concepto nuevo. Los científicos han estado monitoreando los sonidos bajo el agua por décadas, en parte porque el sonido se propaga de manera muy eficiente bajo el agua. Pero en los últimos diez años, los científicos han comenzado a explorar cómo las ondas sónicas influyen en el comportamiento de los peces. “El nivel del sonido en general era significativamente menor en los arrecifes dañados. Tanto así que en estas zonas detectadas de arrecifes, las larvas de peces y crustáceos se veían reducidos en diez veces”.

En otras palabras, a los peces que migraban lejos de los arrecifes durante la adolescencia les costaba más encontrar el camino de vuelta. Si se perdían en el océano abierto, tenían más posibilidades de morir, afectando aún más la salud de los arrecifes. Pese a que los arrecifes dañados que observó Piercy se veían mayoritariamente afectados por la sobrepesca, el cambio climático significaba un problema mayor a largo plazo para los arrecifes. Las aguas más cálidas y con mayores niveles de ácido pueden ‘comerse’ los arrecifes y cambiar el hábitat que subsidia a especies específicas de peces, crustáceos y corales. Esto a su vez puede afectar el turismo y la seguridad de los alimentos para las comunidades que dependen de los corales. Investigaciones recientes también muestran que los arrecifes de barrera pueden brindar protección contra marejadas de manera más económica y efectiva.

“El calentamiento y acidificación no pasan de un día para otro y podría ser que parte de los cambios del ecosistema que ellos facilitan podrían tomar años en visualizarse”, expresó Simon Freeman, postdoctorado de la Sociedad Americana de Educación en Ingeniería que también hizo una serie de grabaciones bajo el agua. Mientras que los científicos han creado recientemente un primer estudio de la acidificación del océano, es inadecuado monitorear los sistemas buscando el impacto causado en los arrecifes. La actual mejor forma para asistir a los arrecifes es a través de aletas en el agua que científicos utilizan cuando bucean alrededor de los arrecifes con portapapeles a mano para hacer un censo del lugar. Es una gran forma de obtener información pero es sumamente lento y costoso.

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La tecnología de Google Street View también está ayudando a construir una nueva base de datos del arrecife, pero escuchar a los arrecifes –lo cual Freeman enfatiza que es un método completamente inofensivo para el ambiente marino–, ofrece un método complementario para mantener un catastro de la salud de los arrecifes de manera constante, que se da durante la noche y en climas más duros cuando bucear es imposible. “Bajo ningún criterio el monitoreo de sonido debería ser sustituido por otros métodos. Las encuestas visuales son por lejos el método más preciso”, establece Piercy. “Pero con el sonido, podemos asistir un gran número de arrecifes en un tiempo realmente rápido. Solo necesitas bajar un micrófono a un lado de un bote por cinco minutos y luego seguir al siguiente lugar”.

Freeman también explica que el precio para hacer grabaciones es muy atractivo para complementar las encuestas visuales. “Están recolectando muchos datos. La memoria flash y las baterías de litio se han vuelto muy baratas. Hace cinco años, el costo de la tarjeta de memoria era muy alto. Ahora se ha convertido prácticamente en algo de costo cero”, comenta.

Al construir una base de datos sónicos, los científicos pueden rastrear cambios a largo plazo de los arrecifes y responden a cualquier cambio drástico, como grandes eventos de blanqueamiento de coral que pueden ocurrir cuando las aguas del océano se calientan de vez en cuando. Piercy también comentó que el futuro de la investigación podría observar si los cambios de la música bajo el agua podrían de hecho repeler a ciertos peces, alterando la forma en que el océano se ve… Y suena.

Visto en: HuffPost