Por Romina Bevilacqua
10 enero, 2015

Las focas de Weddell se sumergen cientos de metros bajo el hielo marino que rodea la Antártica. Habiendo cazado a su presa o no, necesitan regresar rápidamente para respirar. A pesar de tener una fisiología notable no pueden seguir sin oxígeno por mucho rato. Sin embargo, cuando están sumergidas bajo las gruesas capas de hielo, encontrar un agujero en el hielo para salir a la superficie se vuelve un asunto de vida o muerte.

Pero es posible que el misterio del cómo logran hacerlo se resuelva pronto. La teoría mejor acogida es que usan el campo magnético de la Tierra para guiarse y navegar, y los biólogos marinos finalmente han descubierto cómo probar esto. Es sabido que las aves migratorias y las palomas usan el campo magnético planetario a una escala de magnitudes mucho más grandes. Sin embargo, si logran demostrarlo, esta será la primera vez que tal capacidad sea identificada en un mamífero marino, lo que potencialmente ofrecería una mejor comprensión de las varadas masivas de ballenas.

“Estos animales hacen una notable cantidad de ejercicio mientras aguantan su respiración”, dice el Profesor Terrie Williams de la Universidad de California, Santa Cruz. “El motivo por el cual una foca quiere ser eficiente es que tienen una cantidad limitada de oxígeno a bordo. El truco es conservar ese ‘tanque de oxígeno’ en una sumergida”.

Williams ha estado trabajando desde el fines de los 1990s con la idea de que las focas Weddell usan las líneas de campo magnético para orientarse y para encontrar una salida en el hielo. El Dr. Lee Fuiman de la Universidad de Texas ha colaborado con Williams durante ese tiempo, y describe el razonamiento que han seguido desde la primera vez que le siguieron el rastro a los movimientos de las focas. “Los animales siempre encuentran una forma de regresar. Es como si supieran exactamente donde está el agujero”, dijo Fuiman. “No podía entender cómo lo hacen ¿Cómo sabían dónde estaban cuando era el momento de darse la vuelta?”.

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En el verano, las focas pueden buscar un rayo de luz que entre por los agujeros del hielo, pero las focas también se sumergen durante el frío invierno antártico cuando el sol nunca se alza. La teoría de los campos magnéticos era obvia, así que para probarla el equipo hizo un mapa del campo magnético en distintas partes del Estrecho de McMurdo. Las líneas identificadas no son uniformes debido a la influencia de depósitos de metales. El equipo razonó que si su teoría era correcta, cuando las focas se moviesen a áreas con distintos campos magnéticos, ellas deberían alterar su comportamiento de alguna manera.

Con fondos otorgados por la Fundación Nacional de Ciencias el equipo ha anexado videograbadoras y sensores a la cabeza de las focas y las ha ubicado en áreas con distintos campos magnéticos. Si bien los datos son prometedores, lo que han logrado reunir hasta ahora no da una muestra lo suficientemente grande para confirmar la teoría magnética con certeza. El próximo invierno sureño, el equipo volverá a McMurdo para adquirir una muestra de un tamaño mayor, llevando a cabo el estudio en la oscuridad para estar seguros de que las focas no están “haciendo trampa” usando la luz del sol como puede haber ocurrido en los estudios realizados hasta ahora. Hidrófonos direccionales pondrán a prueba la posibilidad de que estén siguiendo pistas acústicas. Se anticipa que se requerirán tres años de investigación para establecer firmemente la teoría.

httpv://youtu.be/xWCR4R09dlU

Visto en: Iflscience

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