Por Romina Bevilacqua
9 enero, 2015

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Hay un alce más con vida en la zona centro sur de Alaska gracias a tres usuarios de motonieves quienes lo liberaron tras quedar atrapado por una avalancha. Marty Mobley, Rob Uphus y Avery Vucinich, residentes del distrito Matanuska-Susitna, salieron a andar en sus vehículos al lado oeste del Paso Hatcher, a unos 88 kilómetros al noreste de Anchorage. El tiempo estaba inusualmente cálido para la estación, por lo tanto sabían que podrían encontrarse con alguna avalancha. 

Se acercaron a una ladera que tenía huellas de alces y de esquíes. Las últimas resaltaban porque no se ven a muchos esquiadores en el área. Cerca de una hora después, cuando regresaron por el mismo camino notaron que una avalancha había pasado por el lugar borrando las huellas. Los tres amigos se preocuparon de que un esquiador pudiese haber quedado atrapado, pero también sabían que existía la posibilidad de que cayera más nieve.  “Teníamos cerca de 700 metros de montaña aún sobre nosotros”, dijo Mobley. “La mitad se desprendió, la otra mitad no, así que no queríamos causar daño al intentar buscar a alguien”.

De repente Mobley vio algo de color café moviéndose dentro de lo que la nieve había tapado. “Al principio se veía como el brazo de un hombre porque estábamos esperando ver a un esquiador”, dijo Mobley. “Pero hubo quejidos, gemidos y movimientos que nos hicieron darnos cuenta de que era un alce, a pesar de que sólo sus orejas y parte de su nariz sobresalían en la nieve”. Los hombres agarraron sus palas y dos de ellos cavaron mientras el otro estaba atento por si hubiese señales que indicaran otra avalancha. Cuando la cabeza del animal quedó al descubierto, Vucinich le tomó una fotografía. El alce no luchó y parecía estar calmado mientras ellos despejaban la nieve.

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“Ni siquiera peleó con nosotros”, dijo Mobley. “Fue como si dijera ‘Ayúdenme. Ayúdenme’ Fue totalmente dócil y nos dejó tocarlo. Simplemente se quedó quieto”, dijo Mobley. Según él, luego de unos 10 minutos ya habían liberado tres cuartos del animal. Los hombres no estaban seguros de que el alce estuviese herido o no, así que uno de ellos dio un pequeño empujón al trasero del alce con su pala. “Se puso inmediatamente de pie como una torre ante nosotros, porque estábamos en un hoyo de tanto excavar”, dijo Mobley. “Se veía como el abominable hombre de las nieves porque su pelaje estaba muy cubierto de nieve y nos miró, se sacudió la nieve de encima, y se fue”.

El alce corrió a su máxima capacidad bajando la montaña. Pareció no tener heridas, lo cual fue una sorpresa ya que según cuenta Mobley el alce “Se deslizó por la montaña al menos unos 450 o 600 metros hasta que finalmente quedó atrapado en la avalancha”. También dijo que los hombres no podían simplemente dejar que el alce muriese. “Además, lidiamos con muchas avalanchas y mucha nieve”, dijo. “Ese tipo de karma es algo que no dejamos pasar”.

Visto en: HuffPost

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