Por Romina Bevilacqua
6 enero, 2015

Los animales son asombrosos. Hemos visto cómo diversos perros han ayudado a personas como veteranos de guerra a superar difíciles situaciones, hemos sido testigos de decenas de rescates de animales a otros compañeros en peligro y al parecer ese amor y atención incondicionales también hacen de los animales un gran aliado para los niños con autismo. 

La relación entre un niño con autismo y una mascota puede ser muy poderosa. Estos niños “no suelen involucrarse fácilmente con otras personas, pero si hay una mascota en casa con la que el niño tenga un lazo y un visitante le pregunta sobre su mascota, el niño podría ser más propenso a responderle y entablar una conversación“, dice Gretchen Carlisle, Phd. e investigadora en la Universidad de Missouri de la Facultad de Medicina Veterinaria.

Carlisle realizó recientemente un estudio donde observó evidencias que sugieren que las mascotas actúan como una especie de “lubricante social”, es decir que la compañía de un animal no sólo ayuda al niño a sentirse más cómodo y le da una oportunidad para jugar y pasarlo bien, sino que además lo ayudará a interactuar con otros niños también. La investigadora añadió que sus datos recolectados en entrevistas a alrededor de 70 familias con niños con autismo, indicaron que al tener cualquier tipo de mascota –incluyendo gatos, perros, peces e incluso arañas– puede ser beneficioso para los niños. “Cuando los niños con discapacidades llevan a sus perros de servicio en público, otros niños se detienen a interactuar con ellos”, dice la doctora Carlisle.

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Formar lazos con una mascota, ayudó al joven australiano de 18 años llamado Matt, que fue el personaje principal de un corto documental llamado “Humanimals“. Finn, el perro y compañero de Matt, lo ayudó a prepararse para una adultez con autismo. “Honestamente, era como una relación perfecta entre ambos”, señaló la madre de Matt. “Son la pareja perfecta”.

Al igual que otros estudios sobre la relación entre mascotas y niños con autismo, las observaciones de Carlisle no provienen de pruebas controladas –por lo tanto podría haber otros factores que influyan en ellas– pero la investigadora cree que sus datos respaldan la idea de las mascotas como una ayuda para las relaciones sociales al ofrecer una oportunidad para interactuar con otros. Ellos ofrecen un tema de conversación fácil, dijo ella y agregó que ayudan a los niños a introducirlos y acostumbrarse a responder preguntas. 

La organización de autismo Autism Speaks agrega que mientras los animales pueden ser grandes compañeros para sus hijos, los padres deben tener el cuenta las particulares sensibilidades de sus hijos. La selección del animal adecuado puede tomar tiempo, pero cuando hay una conexión entre ambos el resultado puede ser maravilloso. Carlisle por su parte agrega que mientras los perros siempre son buenas mascotas, otros animales con menos energía como gatos o conejos podrían ser una mejor opción para aquellos niños con mayor sensibilidad.

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Visto en: The Dodo

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