Por Romina Bevilacqua
3 diciembre, 2014

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Los terremotos que suceden a miles de kilómetros de distancia pueden gatillar sismos reflejos en zonas donde se han inyectado fluidos dentro de la tierra como resultado del “fracking” (o fracturación hidráulica, que es el proceso que se utiliza para extraer petróleo y gases) u otras operaciones industriales, según un estudio publicado en la revista Science.

Estudios previos, ya habían demostrado que la inyección de fluidos en la tierra puede aumentar el nivel de actividad sísmica de una región, pero esta investigación demuestra que los terremotos pueden generar temblores en áreas más alejadas donde el fluido ha sido bombeado hacia el subsuelo.

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Los científicos observaron tres grandes terremotos: el terremoto de Tohuku-oki en Japón el 2011 (de magnitud 9), el terremoto del Maule en Chile el 2010 (magnitud 8.8) y el de Sumatra en Indonesia el 2012 (un 8.6). Se dieron cuenta que, hasta 20 meses después de la fechas de los terremotos, ellos gatillaron temblores más pequeños en lugares en el oeste medio de los Estados Unidos donde se habían bombeado fluidos en el subsuelo para extracción de energía.

[Los fluidos] actúan como una almohadilla presurizada”, explicó el autor principal, Nicholas van der Elst del Observatorio Lamont-Doherty Earth de la Universidad de Columbia, a Mother Jones. Facilitan la generación de la falla”. El resultado no es tan sorpresivo, dijo van der Elst. Los científicos han sabido durante mucho que la zonas que poseen altas presiones subsuperficiales de carácter natural (lugares como Yellowstone, por ejemplo) pueden ver un aumento en la actividad sísmica luego de que algún gran terremoto haya ocurrido aun en lugares lejanos. Pero esta es la primera vez que se ha encontrado una conexión entre terremotos remotos y actividad sísmica en lugares donde la actividad humana ha generado un aumento en la presión de fluidos mediante inyecciones subterráneas.

Ocurre en lugares donde las presiones de fluidos son naturalmente altas, por lo que no nos sorprende tanto que ocurra en lugares donde las presiones de fluidos sean altas pero por razones artificiales”, dice.

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El estudio observó específicamente a la ciudad de Prague, en Oklahoma, que se destaca en la obra de Behar. El estudio conecta el aumento de temblores en Prague, que tiene un número de pozos de inyección en sus alrededores, con el terremoto del 27 de Febrero d 2010 en Chile. El estudio también descubrió que los grandes terremotos en Japón e Indonesia gatillaron temblores en áreas del occidente de Texas y el sur de Colorado que poseían gran cantidad de pozos de inyección. El estudio se muestra como “evidencia complementaria que muestra que los fluidos son reales responsables del aumento de los terremotos en estos lugares”, dijo van der Elst.

Los taladros inyectan fluidos de alta presión en pozos de fracturación hidráulica, creando pequeñas fisuras en el esquisto que libera gas natural. Las aguas residuales que fluyen hacia la superficie junto con el gas son luego transportadas a pozos de desecho donde es inyectada en la profundidad de la roca porosa. Los científicos ahora creen que la presión y la lubricación de las aguas residuales pueden causar que se genere un terremoto o temblor.

Visto en: Grist