Por Romina Bevilacqua
2 diciembre, 2014
Pináculos de caliza en Sarawak, Borneo.

Con la atención global puesta sobre los efectos de la minería de oro y extracción petrolera en hábitats naturales, la industria del cemento ha escapado en mayor parte al escrutinio de los medios. Pero esta industria también es responsable de la destrucción ambiental y recientemente, de la desaparición de la población completa de una especie :Plectostoma sciaphilum, un pequeño caracol de Malasia.

La empresa trasnacional de Malasia, YTL, hiso estallar la única colina de pináculos de caliza en la que el Plectostoma sciaphilum residía, para poder cultivar esta roca para su cemento. Las colinas que la rodean, en la cual otras especies de caracoles en peligro de extinción se refugian, esperan el mismo destino. El Plectostoma sciaphilum se convirtió en la especie animal número 901 en extinguirse debido a la minería, pesca, tala y agricultura, de acuerdo a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Ese número no incluye a las 22.400 especies que se encuentran al borde de la extinción, como el atún rojo y el pez globo chino, pero a menudo los caracoles no reciben la misma atención que estas grandes criaturas marinas.

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“Hay un problema de mercadeo para los caracoles porque son pequeños y en general se les considera un animal de bromas porque son lentos y babosos”, dijo Tony Whitten, director regional de Fauna & Flora International de Asia a the Guardian. Eso no significa que los caracoles no sean importantes. Si la naturaleza nos ha enseñado algo es que cuando una especie desaparece, el efecto sobre otras especies puede ser devastador. Los caracoles pueden ser alimento de pájaros y ayudan a descomponer la hojarasca.

Pero de acuerdo a Whitten, el rol ecológico de los caracoles es ignorado a menudo en las evaluaciones de impacto ambiental, dejándolos susceptibles a ser llevados a la extinción. “Ninguna empresa de cementos ha admitido en alguna ocasión la escala del problema”, agregó Whitten. “Pregonan sobre biodiversidad en sus sitios web y reportes de sostenibilidad con imágenes de patos y ranas y niños disfrutando de los humedales creados por las colinas que han hecho desaparecer. Dan y reciben premios por sus trabajos de restauración, pero no reconocen lo que se ha perdido”.

Visto en: The Guardian, Tree Hugger

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