Si estabas en busca de otra razón para dejar de comer carne, un grupo de investigadores de Oxford escuchó tu llamado e ingenió una forma de calcular la cantidad específica de CO2 que cada individuo produce, desde los carnívoros hasta los vegetarianos. El estudio realizado por científicos de la Universidad de Oxford fue publicado en la revista Climatic Change y revela que la huella de carbono producida por los alimentos de alguien que evita las hamburguesas, las costillas y las patas de pollo, entre otros, es la mitad de aquella producida por un consumidor de carne.
Es una idea que tiene mucho sentido y que ha sido planteada un montón de veces por los activistas ambientales. Después de todo, la cría de animales para el consumo humano es un proceso que consume muchos recursos y la FAO estima que el ganado es responsable del 18% de las emisiones de gases que producen el efecto invernadero hacia la atmósfera. Sin embargo, determinar el impacto específico de la elección de alimentos de un individuo siempre había sido algo difícil de calcular para los científicos.
Es por eso que los investigadores de Oxford registraron cada bocado consumido por más de 55.000 británicos omnívoros, vegetarianos y veganos, entre los 20 y los 79 años de edad. A través de ese proceso, los científicos fueron capaces de determinar exactamente cuántos kilos de CO2 se producían durante la manufacturación de los alimentos que se consumían.
Las personas que fueron identificadas como grandes consumidores de carne (quienes consumían 1 kilo de carne cada día) dejan una huella diaria de 8 kilos de CO2. Aquellos que consumen menos carnes y más pescados, dejan una huella diaria menor de 4 kilos y medio. Sorprendentemente, los investigadores descubrieron que los consumidores exclusivos de pescado tienen casi el mismo impacto ambiental positivo que los vegetarianos. Aquellos individuos que no comen carne, pero consumen lácteos y huevos producen 4 kilos de gases de efecto invernadero todos los días. Sin embargo, los veganos son definitivamente los más respetuosos con el medio ambiente, ya que su producción es de 3 kilos de CO2 por día.
Por supuesto, dada a la sobreexplotación de la pesca en nuestros océanos, si todo el planeta cambiara su dieta y se convirtiera en un “pescetariano”(que llevan una dieta vegetariana pero incluyen en ella los pescados y mariscos), no habría absolutamente nada nadando en el mar. Que todos se conviertan en veganos tampoco es la opción más realista. Como con todo en la vida, la moderación es la clave. “La reducción de la ingesta de carne y otros productos de origen animal puede hacer una valiosa contribución a la mitigación del cambio climático“, escribieron los autores del estudio.
Visto en: Take Part