Por Romina Bevilacqua
6 noviembre, 2014

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La reunión de unas 35.000 morsas en una playa al noroeste de Alaska a principios de octubre, luego de que no pudieran encontrar su usual lugar de descanso (los hielos de verano), fue un acontecimiento notable por el alto número de animales que se vieron afectados, pero no fue un evento aislado.

Las morsas se han estado reuniendo en las costas de Alaska en grandes números casi todos los años desde 2007. Este fenómeno, relativamente nuevo, tiene trabajando a científicos para determinar cómo este cambio en el entorno de su lugar de descanso afecta el comportamiento, abastecimiento de alimentos y salud de estos animales. Típicamente las morsas del Pacífico, las cuales no tienen la estamina suficiente para nadar de forma indefinida y que dependen del hielo marino para descansar periódicamente, siguen al hielo marino en el mar de Bering mientras que este retrocede en el norte en el verano, terminando en el mar Chukchi cerca de la costa de Alaska. Este año –y todos los años desde el 2007 con la excepción del 2008–  todo el hielo marino de verano desapareció, estableciendo el récord de una concurrencia de 35.000 morsas en una playa de Alaska.

Ver a decenas de miles de animales reuniéndose en la arena de una playa para descansar juntos, es un cambio real. Tony Fischbach es un biólogo de fauna salvaje del Servicio de Geología de los Estados Unidos y también es miembro del Programa de Investigación de Morsas (Walrus Research Program) en Anchorage, Alaska. Fischbach señaló a ThinkProgress que cuando el hielo marino de verano está en niveles normales, solo un pequeño número de morsas llega a la cosa de Alaska. Este número por lo general varía entre decenas de cientos o incluso menos animales. Esta concurrencia masiva de morsas –la mayoría hembras y crías– es un fenómeno nuevo.

Bajo condiciones históricas, siempre ha habido hielo marino sobre el Mar de Chukchi en el verano”, dijo el biólogo y agregó que “El ver a decenas de cientos de animales reunirse en la playa a descansar luego de sus largas migraciones, es extraño”.

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Siempre está el peligro de la transmisión de enfermedades cuando un gran número de animales se reúnen, añadió al respecto Fischbach, pero en los años pasados esto no ha sido un problema. Otro peligro que surge de esta situación es de las estampidas. En años anteriores más de 100 crías han muerto en Alaska tras ser pisoteadas y en Rusia el número se eleva a más de 1.000. Sin embargo, Fischbach dijo que no prevé que las estampidas sean un problema este año a pesar del hecho de que ya se han descubierto algunas morsas muertas.

Pero además de estas preocupaciones más inmediatas sobre la vida y salud de estas criaturas, estas grandes reuniones representan un cambio en su comportamiento, lo cual nos hace preguntarnos cómo se adaptarán las morsas a los niveles cada vez más reducidos de hielo marino.

La concentración masiva de morsas en la costa –cuando deberían estar esparcidas ampliamente en aguas cubiertas por hielo– es solo un ejemplo del impacto del cambio de climático en la distribución de las especies marinas en el Ártico”, dijo Margaret Williams, directora general del programa Ártico del Fondo Mundial Para la Naturaleza (WWF).

Las morsas esperan que el hielo marino comience a formarse nuevamente para iniciar su migración de otoño hacia el sur. Esto hace que el inicio de su migración de otoño sea alrededor de mediados de septiembre, pero la falta de hielo marino de este año –y la subsecuente escala obligada de las morsas en Alaska– está retrasando su migración, dijo Fischbach. El biólogo también mencionó que probablemente esto no resultará en desajustes en la disponibilidad de comida cuando lleguen a destino, ya que los moluscos y criaturas bentónicas como los gusanos, crustáceos y pepinos de mar están disponibles todo el año, pero aún así es una desviación de la norma.

Bajo condiciones normales, durante sus migraciones otoñales, las morsas descansan brevemente sobre el hielo marino antes de regresar al mar para buscar alimentos y continuar su jornada hacia el Sur. Pero Fischbach señaló que estos grandes grupos de morsas pueden permanecer en la costa de Alaska por tres o 5 semanas cada vez, con algunas morsas entrando al mar para buscar alimento y volviendo a la playa para descansar de forma periódica. Este comportamiento postula un gran número de preguntas sobre si se acabará la comida de las morsas en el área que las rodea, debido al alto número de morsas compitiendo por alimento.

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El ocupar estas áreas y buscar alimento en ellas concentra a decenas de cientos de morsas en una área mas pequeña y existe la preocupación de que puedan agotar los recursos”, dijo. “No podemos predecir en qué medida ocurrirá esto, son simplemente hipótesis y preocupaciones que tenemos”.

Algunas de las 35.000 morsas han estado realizando viajes larguísimos adentrándose en el mar para buscar comida, mientras que otras se han quedado cerca de la costa. El adentrarse en el océano puede darle a las morsas acceso a mejores suministros de comida, pero también significa que están gastando más calorías que las que ganan, apuntó Fischbach. Actualmente él trabaja en un proyecto que implica sujetar artefactos de rastreo por radio a las morsas para seguirles la pista y conocer de su comportamiento en el grupo –dónde van y qué tan a menudo lo hacen cuando buscan alimento o cuándo descansan– para compararlo con los datos históricos sobre el comportamiento de las morsas.

A pesar del hecho de que las morsas se han reunido en las costas de Alaska y Rusia en los últimos veranos sin hielo, Fischbach no está seguro de que lo continuarán haciendo en números tan grandes en los mismos lugares.

“Para nosotros, esto parece ser un fenómeno nuevo para las morsas. El cómo responderán al largo plazo es una pregunta abierta”, dijo. “¿Continuarán siguiendo este patrón de reunirse en la orilla [y] sumándose a un gran grupo, o arrasarán con las áreas de alimentación locales y escogerán otras áreas en las cuales descansar? No lo sabemos… son animales salvajes y están respondiendo a muchos factores que nosotros no somos capaces de percibir”.

La pérdida del hielo marino en el rango de las morsas en el Pacífico ha llevado a solicitar que se ponga a la especie en la Lista de Especies en Peligro de Extinción. La población actual de la especie se estima en más de 200.000 individuos, pero como la Tierra continua calentándose y los hielos marinos continúan retrocediendo, hay quienes se preocupan de que la población de morsas se vea afectada.

httpv://youtu.be/rH77gte9lVI

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