Por Romina Bevilacqua
7 octubre, 2014

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Aunque son un poco más pequeños que el gato doméstico común, lo que a estos zorros isleños enanos les falta en estatura, lo compensan con su resistencia. No hace mucho tiempo, el futuro parecía sombrío para la diminuta especie de zorros que habita en las Islas del Canal en California. A mediados de los noventa, el número de zorros isleños había disminuido rápidamente de los miles, en algunos casos, a solo un poco más de una docena. Esto hizo sonar la alarma, ya que esta especie pronto estaría extinta, así que rápidamente fue clasificada como especie en “peligro crítico”.

Pero ahora, después de unos pocos años en los que se ejecutaron tácticas de conservación increíblemente efectivas, los biólogos dicen que este pequeño canino ha realizado una de las recuperaciones más rápidas que cualquier animal en la historia del Acta de Especies en Peligro haya tenido.

La historia de la disminución del zorro isleño enseña una lección acerca de la interconectividad de la naturaleza. Las Águilas Calvas alguna vez fueron comunes en las Islas del Canal, donde se alimentaban principalmente de pescado, mientras que los zorros se alimentan de insectos, aves y otros mamíferos terrestres.

 

Sin embargo, cuando el ya prohibido insecticida DDT llegó al océano y contaminó su dieta, provocó la muerte de un importante número de águilas Calvas dejando el territorio de la isla libre para que otros rapaces tomaran el control. En poco tiempo, las águilas doradas de la isla principal comenzaron a asentarse en las Islas del Canal, sin oposición. Y gracias a la gran población de cerdos salvajes en las islas, las recién llegadas águilas doradas estuvieron bien alimentadas, pero también desarrollaron un gusto por los pequeños zorros.

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Un biólogo lo llamó una “tormenta perfecta de eventos” que podría haber terminado con la existencia de los zorros para siempre. La disminución de la población era impactante. Los zorros de la Isla de Santa Rosa, por ejemplo, que llegaban a ser 1.500 en 1994, se redujeron a sólo 15 individuos en el año 2000. Las otras cinco sub especies corrieron el mismo destino, o solo les fue un poco mejor. El 2004 los zorros de la isla fueron añadidos a la Lista Estatal de Especies en Peligro.

Ahí fue cuando oficiales del Servicio Nacional de Parques y la ONG de la Conservación de la Naturaleza se hicieron cargo. Iniciaron un multifacético plan para detener, la que parecía ser una extinción inevitable del zorro. Contrataron cazadores para que disminuyeran los números de ovejas pastoras y cerdos salvajes, mientras que oficiales de la vida silvestre se dedicaron meticulosamente a capturar las águilas doradas y reubicarlas en la isla principal. Mientras tanto, se establecieron varios programas de crianza en cautiverio para aumentar la población del zorro isleño.

En el año 2006, los oficiales capturaron las últimas dos águilas doradas. “El último par de águilas doradas fue muy difícil de atrapar, porque habían visto a todos sus otros compañeros ser capturados”, dice Christie Boser, oficial de la Conservación de la Naturaleza. Las águilas calvas ya han comenzado a ser reintroducidas en su lugar.

Con la amenaza eliminada, los biólogos esperaban que los zorros isleños recobraran su terreno pero nadie pudo haber imaginado cuán rápido se recuperarían. Increíblemente, después de llegar a un mínimo de 15, en la actualidad hay alrededor de 600 zorros en la Isla de Santa Rosa. Las otras islas también han experimentado una gran recuperación, con 500 zorros ahora en la Isla de San Miguel, y un sorprendente número de 1.300 en la Isla de Santa Cruz.

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“Es algo muy extraño”, dice el biólogo de SNP, Timothy Coonan. “El plan oficial de recuperación no ha finalizado todavía (por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos) y aun así a estas poblaciones de zorro les está yendo tan bien que pueden salir de la Lista de Especies en Peligro”.

De acuerdo al Servicio Nacional de Parques, después de alcanzar una disminución del 90% tan solo hace una década atrás, la población de zorros hoy en día ya está recuperada casi por completo. Además “la tendencia de la población y su supervivencia anual están siendo actualmente monitoreadas para asegurar que la recuperación siga a buen paso y que futuras amenazas a las subespecies de zorros isleños del parque sean identificadas”.

Podría ser cierto que los humanos son la  especie más apta cuando se refiere a manipular el medio ambiente, pero esta habilidad no necesariamente debe ser usada para efectos perjudiciales. El éxito de los conservacionistas al restituir el equilibrio en los ecosistemas de las Islas del Canal, que una vez más están rebosantes de zorros enanos, sirve como un monumento vivo de lo que es posible cuando trabajamos en armonía con la naturaleza.

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