Por Romina Bevilacqua
15 septiembre, 2014

 

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Si existiese un país que pudiese ver el propósito tras la agricultura orgánica y sustentable, claramente sería una nación que estuviese compuesta en su mayoría por granjeros. Tal lugar existe y pronto será quien siente las bases para que otros hagan lo mismo a escala global.

El Reino de Bután, un país del sur de Asia ubicado en la cordillera del Himalaya, será el primer país en optar por una alimentación completamente orgánica. El país asiático, es conocido por tener un alto nivel de felicidad entre sus ciudadanos, pero pronto será conocido por algo aún más importante.

A principios de 2013 el Primer Ministro, Jigmi Thinley, anunció un proyecto de agricultura orgánica en la Conferencia de Desarrollo Sustentable Rio+20 al que se le ha llamado Política Orgánica Nacional. Este se basa en el simple concepto de que trabajar en “armonía con la naturaleza“, generará resultados más poderosos sin sacrificar la salud humana o el medio ambiente.

Esto se verá traducido en que no existirán alimentos genéticamente modificados, pesticidas, herbicidas, productos en spray derivados del flúor o intervenciones por parte de Monsanto y que habrá mucha comida de alta calidad disponible para los 700.000 habitantes de Bután. En definitiva habrá comida orgánica que, en algún momento, sólo fue llamada ‘comida’. En su declaración dirigida a otros formuladores de políticas, el Primer Ministro Jigmi Thinley explicó la decisión:

“Al trabajar en armonía con la naturaleza, podemos ayudar a mantener el flujo de las bondades naturales”. Al trabajar en armonía con la naturaleza, podemos ayudar a mantener el flujo de las bondades naturales. Las tierras de Bután actualmente proporcionan la mayor parte del choclo, arroz, frutas y algunos vegetales; y están perfectamente posicionadas para comenzar a desarrollar una agricultura que sea 100% orgánica. Además de poseer una población que se compone en su mayoría de agricultores, también posee ricas tierras que van mucho más allá de lo que algunos consideran orgánico”.

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Algunas tierras en Bután ni siquiera han sido tocadas por químicos fuertes de ningún tipo y las técnicas tradicionales son utilizadas para producir grandes cosechas sin que Monsanto se involucre. Esta situación se ve como un duro contraste a la realidad de la comunidad agricultora en India, la cual se ha visto afectada por Monsanto y apodada como ‘el cinturón del suicidio‘ debido a la gran cantidad de muertes que pueden ser atribuidas, en parte, a la ruina financiera provocada por Monsanto.

Al respecto, el consejero australiano de Bután, Andre Leu, agregó acerca del plan que: “No creo que sea difícil, dado que la mayoría de las tierras de cultivo ya son orgánicas por defecto“.

El cambio es ciertamente inspirador, pero también nos hace pensar en la verdadera locura que significa designar a la comida como ‘orgánica’ o ‘tradicional’ en la sociedad de hoy en día. Estos agricultores en Bután no hacen crecer protos mágicos o choclo encantado; simplemente cultivan ‘comida real’; natural, sin tóxicos, ni alteraciones.

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