Por Ignacio Mardones
13 julio, 2015

Tenemos que ponernos en su lugar…

En un artículo escrito por Courtney Westlake, ella dedica unas palabras a los padres de un niño que señaló a su hija. La pequeña se llama Breanna, tiene 3 años y sufre de un desorden genético que afecta su piel, tornándola color rosa. Esto no es algo que sólo ha sucedido una vez, al contrario, ella y su hija han tenido que soportar las miradas y preguntas incómodas de muchos niños y padres. Es duro para la niña y para Courtney como madre, ya que sabe que el aspecto de su hija será siempre una barrera en el modo de relacionarse con la gente.

Este es el artículo que ella escribió y que enseña una valiosa lección sobre el respeto a los demás. No sólo le habla a los padres del incidente en el parque, sino que a todos aquellos con los que se ha encontrado alguna vez y ha tenido que pasar por la misma situación:

Cuando entramos al parque, tu niño inmediatamente señaló a mi hija, diciendo “Mamá, ¡mírala!” Tú lo callaste, le dijiste que se acercara y le dijiste que eso no se hacía.

Tú estás bastante cerca en la tienda cuando tu hijo se asoma y ve a mi niña que va en el carro y luego pregunta “¿Por qué esa bebé es tan roja?”. Tú prácticamente pones tu mano sobre su boca y doblas en una esquina sin mirar atrás. 

Tu niño se queda congelado, con la boca abierta, y mira a mi hija en la librería. Tú entras en pánico cuando te das cuenta y tratas de distraerlo para que mire hacia otra parte.

Yo reconozco todo esto, casi todos los días. Escucho las preguntas, veo cómo apuntan a mi hija, percibo los susurros y los comentarios. 

Te escucho, te veo, y siento todo eso en mi corazón. Y es peor cuando tratas de esconderlo de mí, de nosotros.

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Courtney Westlake

Esto es lo que me gustaría que hicieras:

Me gustaría que nos invitaras a las conversaciones que tienes sobre nosotros.

Me gustaría acortar ese espacio y que te relacionaras tal como lo harías con cualquier otra familia en el área de juego, en vez de hacer más grande la distancia al fingir que no te das cuenta de nuestra presencia.

Cuando tu hijo señale a mi hija para que la mires, me gustaría que respondieras claramente, “Sí, mira a esa hermosa niña. Parece que lo está pasando muy bien jugando, igual que tú”.

Cuando tu hijo te pregunte, “¿Por qué esa niña es tan roja?” o “¿Por qué luce así?” me gustaría que respondieras honestamente: “No estoy segura, pero las apariencias no son importantes. Todos somos diferentes unos de otros”.

 

 

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Courtney Westlake

Me gustaría que alentaras a tu hijo a saludar a mi hija y a preguntarle su nombre. 

Me gustaría que te disculparas sin sentirte avergonzada si tu hijo hace algo ofensivo delante de nosotros: “Les pido disculpas, todavía le estoy enseñando cómo hacer preguntas de forma respetuosa”. Tampoco vendría mal si dijeras: “Tu hija es adorable, ¿qué edad tiene?”. 

Y por sobre todo, me gustaría que hablaras más seguido sobre las diferencias. Me gustaría que le leyeras a tu hijo sobre las diferencias, y que de manera natural y positiva aprendiera a relacionarse con personas en sillas de ruedas, o con marcas de nacimiento, también personas con Síndrome de Down o con Ichthyosis.

Para terminar, tengo esperanza de que tu niño aprenda que si tiene preguntas sobre la apariencia de alguien, puede preguntar después, en privado, así no hiere los sentimientos de esa persona, Porque, después de todo, la manera de tratar a los otros es mucho más importante que cómo alguien se ve.

¿Qué piensas de su carta?