Por Daniela Bustos
26 junio, 2015

Prefieres coleccionar experiencias antes que cosas materiales.

La mayoría de los viajeros que he conocido son personas inquietas. No pueden estar encerrados o sin hacer nada durante un largo período de tiempo, ya que sus pies les exigen movimiento. No es extraño que gran parte de ellos siga realizando actividades al aire libre incluso cuando no se encuentra de viaje. Siempre hay una montaña que escalar, un pueblo por conocer y un bosque por explorar, ¡las posibilidades son infinitas!

Lo mejor de todo esto, es que el constante contacto con la naturaleza te entrega lecciones de vida que difícilmente hubieras aprendido de otra manera. Por esta razón, no deberías encerrarte en tu casa y perderte del mundo allá afuera, ya que los amantes de la vida al aire libre son mejores personas:

1. Estás más consciente de quién eres y lo que quieres en la vida

Todas esas horas en la cima de la montaña son geniales para conocerte mejor.


2. Tienes una actitud más relajada frente a la vida

Estás acostumbrado a que no todo vaya según lo planeado, así que eres bastante flexible.


3. Cuidas el medioambiente porque amas la naturaleza

Los bosques, ríos, montañas, mares, playas y selvas son tu patio de juegos, ¡no lo querrás destruir!


4. Disfrutas al máximo de tu propia compañía

Salir por tu cuenta te permite reflexionar y alejarte del ruido de la gente


5. Prefieres coleccionar experiencias antes que cosas materiales

Sabes que los recuerdos que creas duran para toda la vida.


6. Tu cuerpo es más saludable

Estás en constante movimiento y, por lo tanto, liberando endorfinas todo el tiempo.


7. Haces de tu vida algo mucho más interesante

Sabes que nadie tiene tiempo ilimitado, así que aprovechas el tuyo al máximo.


8. Aprecias los detalles que la mayoría de la gente pasa por alto

Sabes que puedes vivir con poco, pero no hay nada como una ducha caliente y una cama cómoda.

Ponte tus zapatillas más cómodas y sal a explorar el mundo.