Por Daniela Bustos
22 mayo, 2015
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Lo siento Nueva York y Sidney.

Soy una mujer acostumbrada a estar en ciudades grandes, pero me gusta la tranquilidad de un pueblo alejado de vez en cuando. Lo bueno de vivir en grandes metrópolis, es que -en comparación a otros sitios- tienes una amplia oferta de lugares para salir y cubrir algunas necesidades.

Por esta razón, decidí que lo mejor es vivir en una ciudad que no sea tan grande ni tan pequeña. Que tenga el tamaño perfecto donde las distancias no sean enormes, pero pueda encontrar todo lo que estaba buscando. Si no cambiarías a tu gran ciudad o pequeño pueblo por nada en el mundo, a continuación te muestro por qué una ciudad que no es tan grande, pero tampoco tan pequeña es la mejor opción para vivir:

1. Es más fácil juntarte con tus amigos

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Las distancias no son enormes entre ustedes y pueden verse más seguido gracias a esto.


2. Es más fácil conocer gente nueva

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Te darás cuenta que la mayoría de las personas tienen amigos en común. Esto hace más fácil mantener el contacto, ya que seguramente te vuelvas a encontrar a tu amigo nuevo en otra reunión social.


3. Es más fácil encontrar una casa

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En general son ciudades en crecimiento con nuevas construcciones en cada esquina, así que nadie se pelea por un sitio de 4×4 m.


4. Es más fácil llegar a cualquier parte

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Sí, de vez en cuando el tráfico también es horrible, pero no se compara con el infierno de las ciudades más populares.


5. Es más fácil pagar por cosas

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Puedes conocer restaurantes nuevos o asistir a eventos sin quedar en quiebra.

Si bien estas 5 razones pueden sonar bastante básicas, son las que encuentro más relevante. Al final del día son estos detalles los que nos pueden enfurecer o alegrar nuestra vida en la ciudad.

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