Él nunca permitirá que su Síndrome de Asperger se interponga entre su amor por la música clásica.
Este pequeño de tan sólo 11 años se llama Caleb Borick, vive en Charleston y no deja que su Síndrome Asperger lo perjudique al momento de tocar el instrumento que más ama: el piano. Conocido como un niño prodigio, su madre Susan Borick explicó que “cuando Caleb era pequeño, le gustaba la música clásica. Desde antes de que pudiera hablar, cuando conducíamos el auto él movía felizmente su cabeza en el asiento de atrás y si cambiábamos la música a rock, comenzaba a llorar”. Una historia realmente emocionante que muestra nuevamente que el ser humano en verdad no tiene límites cuando se propone algo, así que te invito a que veas el siguiente video porque estoy segura que quedarás igual de impresionado que yo.