Por Ignacio Mardones
13 abril, 2015

El Congo fue uno de los países más azotados: en 1985 pasó a ser propiedad privada del rey Leopoldo II.

A finales del 1800, la colonización de África era vista como un fenómeno altruista, o al menos eso trataron algunas personas de que pareciera. Uno de los ejemplos más macabros fue el del rey Leopoldo II, quien era propietario del Congo y lo usaba para incrementar su fortuna. Todo tipo de abusos se cometieron justificados bajo la óptica de que estos países debían ser apaciguados; se supone que el continente europeo erradicaría el comercio de esclavos y devolvería la paz a esas tierras basándose en la moral cristiana. Así fue como el rey de Bélgica se hizo con uno de los territorios más ricos en materias primas, además de tiranizar a millones de hombres que se vieron forzados a ser mano de obra para complacer la ambición del belga.

Que el país haya quedado en las manos de este monarca, tiene que ver exclusivamente con una junta internacional llamada La Conferencia de Berlín, donde las potencias europeas se reunieron para decidir qué hacer con el continente africano. La resolución que tomaron fue repartir el continente y que cada actor con intereses colonizadores se quedara con cierta parte del territorio. Esto se aceptó ya que las potencias involucradas prometían velar por la seguridad de los habitantes, como también ser los encargados de llevar a esas comunidades a un ideal de “civilización”.

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Bajo su mandato, Leopoldo II tenía en el Congo un ejército privado llamado Fuerza Pública, que estaba facultado para torturar y eliminar a quienes sean necesarios para mantener a los habitantes sometidos. En pocos años, el hombre amasó una fortuna inmensa gracias a la extracción de caucho, diamantes y otros recursos naturales, además de la obtención de marfil. Su avaricia no tenía límites, él debía sacar de esas tierras todo lo que fuera posible y para ello pactó con empresas privadas que lo ayudaran a saquear la región, a cambio de un porcentaje de las ganancias. Finalmente, el costo de vidas humanas fue tan grande que la estimación de la cifra total todavía está en debate; algunos dicen que su régimen causó la muerte de entre 2 a 15 millones de congoleños, por lo que 8 millones de muertos es el monto que ha sido más utilizado para referirse a su historia.

La misionera inglesa Alice Seeley Harris exploró la región documentando en fotografías las atrocidades que le tocó presenciar. Y fue gracias a esas imágenes que la gente en Europa comprendió realmente lo que estaba sucediendo. Eso causó una tensión que se volvió insostenible; muy lentamente comenzaron los cambios, hasta que el Congo logró independizarse en 1960. Estas son algunas de las fotografías tomadas por Seeley, además de una entrevista con Richard Benjamin, quien es el director del Museo de la Esclavitud, en Liverpool:

Alice Seely Harris fue al Congo teniendo tan solo 20 años y terminó tomando estas fotos sobre las barbaridades de la colonización. ¿Qué sabemos de sus motivaciones?

Dr. Richard Benjamin: Como misionera, obviamente tenía interés en otras áreas. Algunas de las imágenes son impresionantes en términos de cómo ella se mostraba con los niños del Congo. Es muy difícil hacerse una idea de lo que pensaba en el momento. Es un acercamiento interesante: la campaña fue buena, pero ¿era ese el trabajo que estaba llevando a cabo allá? ¿Cuáles eran las razones detrás de esto?

Cuéntenos un poco de cómo eran vistas sus fotos en el momento.

Estás viendo una campaña que era el equivalente a una presentación de PowerPoint en el momento: diapositivas. Había literalmente cientos de conferencias en todo el país – Liverpool, Londres, Glasgow, Birmingham – por miembros de la Asociación de Reforma del Congo, una organización de derechos humanos, que incluía a Harris, su esposo, y personas como el periodista y activista Edmun Dean Morel.

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¿Qué tanta diferencia hizo esta campaña?

Una gran diferencia, totalmente. Las personas de las clases más altas empezaron a unirse y a dar dinero. Debes recordar que el Rey Leopoldo estaba relacionado con la familia real Británica. Sin importar si la familia real tenía conexión a esto o no, igual parecía como si la tuviera. Había cierto revuelo en la opinión pública.

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Las imágenes son bastante gráficas. ¿Esto lo afecta?

El Museo Internacional de Esclavitud tiene muchísimas imágenes sangrientas – algunas contemporáneas. Siempre hemos pensado en eso. No queremos ser arbitrarios, pero es una línea delgada porque realmente quieres mostrarle a la gente lo que está pasando. Recientemente vi una presentación de una académica llamada Petra Bopp. Ella mostró una foto de una joven cruzando un río pequeño, a la luz del sol – una imagen hermosa. Ella ha estado buscando fotos tomadas por la armada Alemana en la Segunda Guerra Mundial, cuando los soldados hacían álbumes de fotos. En la parte trasera de esa imagen estaba la palabra “dragaminas”. La niña era una dragaminas humana. Esa es una de las imágenes más impactantes que he visto muchos años, pero realmente, como una imagen aislada no era violenta. Esto me hizo pensar: hay algo que debe ser dicho por las imágenes que no parecen violentas. Si las muestras bien, pueden ser realmente gráficas.

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Las campañas de fotos han cambiado a través de los años. Hay un conflicto con el positivismo, al no presentar a las personas como víctimas. ¿Existe todavía un rol para las fotos como las de Harris?

Estoy enterado de que las ONGs se han alejado del simbolismo del niño Africano con moscas a su alrededor. Yo estuve involucrado en ese tipo de fotos de consuelo, entonces entiendo lo que dice la gente, pero si un niño de diez o 15 años fuera a ver una campaña hoy, ¿entendería realmente lo horrible que es? Algunas veces necesitas tener un martillo y pegarles duro.

¿Entonces necesitas ambos?

Sí, necesitas fortalecer a las personas. En el museo hay una exposición llamada “La pared de los negros triunfadores” – la ubicamos deliberadamente para que las personas jóvenes que están, probablemente aprendiendo por primera vez sobre el rol de Inglaterra o Liverpool en el comercio de esclavos, no asocien la historia de los negros o los Africanos sólo con la esclavitud y la opresión. Tienes que pegarles duro pero también debes decir: las personas logran las cosas que se proponen. África no está estancada, las cosas también se mueven.

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Grupos del Congo están involucrados en la exhibición. ¿Qué hacen ahí?

Vava Tampa, el fundador de “Save the Congo” (Salva al Congo), vino a hablar con nosotros sobre su trabajo. Dijo que no solo se podía asociar al Congo con imágenes negativas. Teníamos un miembro de la Asociación del Congo de Merseyside que tenía una opinión diferente sobre las dificultades del Congo. Cuando yo estaba más joven, Mobutu Sese Seko parecía ser un dictador famoso. Pero, algo muy interesante, él no parecía ser tan negativo acerca de Mobutu como los otros. En la exhibición tenemos a Patrice Lumumba como un modelo a seguir positivo, un luchador libre. Esta es la postura que tomamos, pero no todos en el Congo estarían de acuerdo.

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¿Hay alguna fotografía en particular de la exposición que se le haya quedado grabada en la mente? 

Hay una imagen de un europeo siendo cargado en una especie de hamaca por dos africanos. Le pedimos a Petronelle Moanda, la manager de operaciones de la Asociación del Congo de Merseyside, que nos dijera algo. Ella dijo, “Es una bendición ser del Congo, y nadie puede volverse congolés por la fuerza, por la avaricia o el poder”. Yo puse esa frase con la imagen para que dijera: hay un aspecto terrorífico de la historia del Congo pero también tiene personas muy orgullosas y exitosas.

Visto en: vice.com