Por Teresa Hechem
13 abril, 2015

Fue invisible por 8 años, pero sus ganas de vivir lo impulsaron a revertir un escenario que parecía fatal.

Martin Pistorius era un niño normal hasta que a los 12 años le diagnosticaron meningitis criptocócica. Su vida cambió y los doctores no le dieron mucha esperanza a su familia. Sin embargo, Martin empezó a despertar y tomar conciencia de lo que estaba pasando. Hoy en día está casado, con un trabajo estable y una vida normal. Esta historia es realmente increíble.

Martin creció en Sudáfrica a finales de los años 70. Sus padres, Joan y Rodney Pistorius cuentan que su infancia fue completamente normal. Pero, a los 12 años su vida dio un vuelco inesperado. Se empezó a sentir enfermo, dormía todo el día y ya no comía nada.

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A medida que pasaban los meses, su situación se empeoraba cada vez más. ¿El diagnóstico? Meningitis criptocócica. Los médicos no le dieron esperanza a su familia y le dijeron a sus padres que Martin ya era una persona en estado vegetal, que no tenía más inteligencia. Solo les aconsejaron llevárselo a su casa y que le dieran amor y cariño hasta su muerte. 

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Pero algo sostuvo a Martin durante mucho más tiempo de lo que el pronóstico había estimado. Los años pasaban mientras Rodney y Joan cuidaban a su indefenso hijo. Lo vestían, lo alimentaban, lo bañaban y a diario lo dejaban en un centro de cuidados especiales. Este agotador ciclo continuó durante 10 años, tomando literalmente todo el esfuerzo de sus padres. Joan llegó al punto de decirle a su hijo “Ojalá te mueras”. Ella necesitaba sentir algún tipo de alivio, ya que en su mente él ya había muerto para su madre.

Una enfermera de Martin, llamada Verna, empezó a notar un cambio en él y estaba convencida de que él sí estaba teniendo muchos avances como que era capaz de darle la mano a alguien. Los médicos y padres estaban un poco incrédulos, pero decidieron apoyarlo y no perder las esperanzas.

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Su madre renunció a su trabajo y le enseñó, dentro de otras cosas, cómo usar un joystick especial para el computador,  hasta que finalmente aprendió a utilizarlo. Una vez que lo logró, todo cambió. Martin era ahora capaz de seleccionar palabras usando su joystick. “Tengo frío. Estoy hambriento. Quiero brindar.” Estas fueron sus primeras palabras de comunicación. Poco después, otras cosas empezaron a regresar a él.

Durante 8 de los 12 años que se le diagnosticó su enfermedad, Martin era invisible. Desde el exterior, él no respondía, era todo un vegetal. Pero en el fondo, Martin dijo que estaba al tanto de todo. “Yo estaba allí, no desde el principio, pero cerca de a los dos años de mi estado vegetativo, empecé a despertar.”

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Martín recordó un día en que su padre le estaba ayudando a sacarse la ropa, y lo mucho que quería e intentaba comunicarse, pero nada de su cuerpo le respondía.  “Todo el mundo estaba tan acostumbrado a que yo no estuviera estar allí que no se dieron cuenta cuando empecé a estar presente de nuevo. La cruda realidad me hacía pensar que iba a pasar el resto de mi vida así, totalmente solo”.

No pasó mucho tiempo después de esto cuando la enfermera de Martin vio el alma atrapada en el interior de él e insistió en conseguir más ayuda. Esto, fue el comienzo de un nuevo capítulo inspirador para Martin.

Progresando a través de varios niveles de mejora, con el tiempo encontró trabajo en una oficina local como archivador de papeles, luego pasó a trabajar en el arreglo de computadores, luego la creación de una empresa de diseño web. Se graduó de informática e incluso conoció a una hermosa y amorosa mujer llamada Joanna quien se convirtió en su esposa y a quien conoció a través de su hermana. 

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Aunque su éxito puede parecer simplificado por estas pocas palabras, queremos recalcar la cantidad de dedicación y trabajo duro que tuvo que hacer tanto Martin como sus seres queridos para llegar a donde está hoy. Esta es una increíble historia sobre el poder que tiene nuestra voluntad de vivir la vida. 

Para más información sobre la historia de Martín, puedes revisar su historia personal en el increíble nuevo libro sobre su vida, “Ghost Boy”.