Viaja con su marido por distintas playas buscándolas.
A través de su obra de arte vibrante, la canadiense Elspeth McLean tiene como objetivo conectar a la gente con su niño interior. Lo hace través de pequeñas piedras de mar que fueron encontradas en las playas de Nueva Zelanda: están pintadas con colores brillantes y cuentan con una serie de puntos decorativos a lo largo de la superficie. Los diseños de McLean varían en el esquema y el patrón, pero siempre deleitan de una manera casi hipnótica.
McLean utiliza una pequeña brocha y pintura acrílica para crear estas piezas, aplica múltiples capas (a veces hasta 6), de modo que los puntos conservan su forma y producen un efecto ligeramente tridimensional. Este proceso meticuloso es lo que ayuda a que sean llamativas, ella explicó que “la pintura es mi manera de encontrar mi lugar feliz, es una forma de expresar y celebrar los colores de mi alma”.
Visto en My modern met.