Por Josefa Del Real
22 marzo, 2015

“Yo no tengo miedo a morir”

El doctor Rogério Brandão, oncólogo brasileño, trabajó en el Hospital del Cáncer de Pernambuco, donde conoció a muchos pequeños, víctimas inocentes de la agresiva enfermedad. Uno de ellos llamó profundamente su atención: un angelito de 11 años de edad, ya probada por dos largos años de tratamientos diversos, manipulaciones, inyecciones y todas las incomodidades que provocan los programas químicos y las radioterapias.

Nunca vio a esta pequeña flaquear. Su fuerza interior era tan fuerte que a veces superaba a la de sus padres:

“A veces mi madre sale del cuarto para llorar a escondidas en el pasillo… Cuando yo muera, creo que ella va a sentir mucha nostalgia. Pero yo no tengo miedo a morir. Yo no nací para esta vida“.

Cuando el emocionado doctor le preguntó qué era para ella la muerte, y por qué no le tenía miedo, ella respondió con una sencillez conmovedora:

“Cuando somos pequeños, algunas noches nos vamos dormir a la cama de nuestro padre, y al día siguiente nos despertamos en nuestra propia cama, ¿a que sí? Esto mismo es. Un día yo me dormiré y mi Padre vendrá a buscarme. Me despertaré en la casa de Él, en mi verdadera vida”.

El sufrimiento había acelerado la visión y la espiritualidad de aquella niña, otorgándole una madurez pocas veces vista, incluso en adultos como nosotros. El doctor tenía una pregunta más para ese dulce angelito: ¿Qué significa la nostalgia para ti?

“La nostalgia es el amor que permanece”.

De verdad, ¿conocen una definición más directa, simple y bonita? La pequeña se fue hace ya muchos años, pero sus palabras aún pueden dejar huella en nuestros corazones.

Visto en: Aleteia.org

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