Por Daniela Bustos
13 febrero, 2015

Si este San Valentín estás solo y planeas quedarte así por más tiempo ¡Emprende una aventura en solitario!

Este artículo fue escrito por Kat George:

Definitivamente amo viajar sola. La primera vez que lo hice tenía 21 años y pasé seis semanas con mi mochila al hombro en Europa. Trabajé mientras estudiaba en la escuela y guardé cada centavo que pude ahorrar, así que cuando ya tenía la edad necesaria para viajar, también tenía ahorrado lo suficiente para un pasaje. Mis amigas de la escuela no habían trabajado como yo, así que decidí ir sola. No podía esperar a que alguno de ellos comenzara a ahorrar para una aventura. Esa fue mi primera lección importante: Nunca esperes a que alguien más esté tan motivado como tú lo estás. Cuando estés lista y tengas los medios para irte ¡Vete!

Desde entonces, también he viajado con amigos y ha sido divertido, pero es una experiencia completamente diferente. Sin restarle valor, viajar solo te enriquece de una forma que no sería posible si tuvieses compañía. Si no estás hecho para hacerlo, en el mejor de los casos lo encontrarás una experiencia aterradora; en el peor caso, una experiencia deprimente. Aquí te dejo seis señales de que quizás esto sea lo tuyo:

1. No te preocupa perderte eventos

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Si eres el tipo que se queda voluntariamente en casa cuando todos sus amigos están de fiesta y no te preguntas que estarán haciendo o no te sientes mal por estar perdiéndote algo, probablemente no tendrás problemas. Gran parte de viajar solo es elegir dejar ir las cosas que podrías estar haciendo con otros. También es aceptar que tendrás experiencias que no podrás compartir con tus amigos cuando llegues a casa. Claro, podrás contar historias, pero nunca tendrás bromas internas del tiempo en el que estuviste lejos, y es muy probable que ellos sí las tengan entre ellos.


2. Te haces reír a ti mismo

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Es muy importante el disfrutar de tu propia compañía. Si bien conocerás a MUCHAS personas diferentes y asombrosas en el camino, estarás pasando mucho tiempo contigo mismo. Subiendo a trenes, estando en aeropuertos, caminando por las calles de ciudades nuevas y comiendo afuera. El ser capaz de hacerte reír y simplemente estar cómodo contigo mismo, es ESENCIAL para viajar solo.


3. Eres impaciente

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Una vez viajé con una amiga a quien le ENCANTABAN las tiendas de regalos. Yo odiaba comprar en países en los que habría preferido estar admirando los hermosos paisajes y comiendo cosas deliciosas. No la juzgo por su amor a las tiendas de regalos, pero simplemente no es para mí. Y no soy muy buena siendo paciente con las cosas que el resto quiere hacer y que yo encuentro un desperdicio de mi tiempo. Soy como un niño pequeño que ha sido arrastrado al supermercado por su madre: Solo quiero irme y no soy lo suficientemente madura para ocultarlo. Si quieres hacer lo que tú quieres hacer, viaja solo.


4. No tienes problemas hablando con desconocidos y amas conocer nuevas personas

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Incluso la persona más solitaria no puede ser la persona más solitaria cuando viaja sola. Para hablar con el agente de viajes, el personal de servicio y los locales, deberás tener confianza. Además conocerás MUCHAS personas, especialmente si haces algún tipo de actividad como tomar un tour, asistir a una clase o practicar algún deporte. El viajar solo no es tan solitario como suena. De hecho, la mayoría del tiempo compartirás espacios con gente nueva y distinta. Si tienes un presupuesto ajustado es posible que compartas una habitación de hostal con varias personas más, así que si relacionarte con desconocido no es lo tuyo: SORPRESA, puede que viajar solo no sea para ti.


5. Eres independiente

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Debes ser absolutamente capaz de hacer cosas por tu cuenta. No puedes confiar en nadie más que en ti mismo. Nadie más averiguará a cuáles trenes debes subir. Nadie buscará información sobre la hora que debes dejar el hostal. Nadie leerá un mapa por ti. Estas son cosas que tienes que tú debes hacer. Por lo tanto, a menos que tengas la iniciativa y te sientas lo suficientemente confiado para navegar por lugares desconocidos y extranjeros, a menudo sin asistencia, podrías encontrarte en apuros y sin ninguna esperanza. Pero, si por el contrario, hacer todo por ti mismo es algo que te resulta natural y cómodo, entonces probablemente amarás volar solo.


6. Prosperas en torno a la espontaneidad

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Una vez dejé mis llaves fuera de mi habitación y tuve que pasar la noche en la calle. En Paris. Esa fue una situación extrema para los estándares de viajes normales, pero pensé: “Hay peores sitios para dormir que las calles de una hermosa ciudad,” y me cubrí con mi toalla de playa y usé mi mochila como almohada, haciendo de la entrada del hostal mi habitación. Los planes no siempre resultan del modo en que los planificaste. Tienes que estar listo y dispuesto a recibir algunos golpes, mientras mantienes una actitud positiva o lo pasarás terrible. Una de las cosas más maravillosas sobre viajar solo es despertar una mañana, digamos en Roma, y decir: “Creo que me gustaría ir a Grecia hoy”. Sin rendir cuentas a nadie. Sin pensarlo por algunos días ¡Simplemente hacerlo! Esa es la parte más encantadora: no estás amarrada a nadie y a ningún itinerario, así que todo puede cambiar en un segundo.

 

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