Elizabeth Holmes imaginó una manera de reinventar los exámenes de sangre y, en el proceso, marcar el comienzo de una nueva era de diagnóstico y de medicina preventiva.
Las implicaciones son alucinantes. Con un acceso barato y fácil a la información que corre por sus venas, la gente va a tener una ventana sin precedentes sobre su propia salud. Y una nueva generación de pruebas de diagnóstico podría permitir atacar rápidamente aflicciones graves desde el cáncer a la diabetes o a una enfermedad cardíaca.
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