Existe una manera de mantener vivo el amor.
Puede que ahora exista prueba científica detrás de la noción de que el amor real puede durar toda una vida.
Un estudio neurológico de la Universidad Stony Brook reveló que las parejas que viven “amor romántico” por un largo periodo de tiempo mantienen sus cerebros encendidos en maneras similares a las parejas que acaban de enamorarse.
El equipo de investigación definió “amor romántico” como caracterizado por “intensidad, compromiso e interés sexual”. Este tipo de amor fue asociado a satisfacción marital, bienestar, autoestima alta, y relaciones de larga duración.
¿Qué significa todo esto?
Significa que las parejas que mantienen “intensidad, compromiso e interés sexual” pueden mantener el sentimiento de “en las nubes con mariposas en el estómago”. Las parejas que han estado juntas por un largo tiempo y que desean recuperar el aspecto romántico deberías saber que es una meta asequible que, como la mayoría de las buenas cosas de la vida, requiere energía y devoción”.
Si el amor duradero es una meta asequible, ¿qué se interpone en tu camino para conseguirlo? ¿Qué evita que tantas personas mantengan esa emoción y cercanía que alguna vez sintieron con su pareja? ¿Y cómo pueden las parejas que llevan largo tiempo juntos reavivar un fuego que ha empezado a apagarse?
Yo argumentaría que las parejas pueden preservar su “amor romántico” evitando un “Vínculo de Fantasía”.
Es un concepto que describe un vínculo que reemplaza los actos de amor, afecto y relación reales. En estas relaciones, la pareja empieza a dejar atrás su individualidad, perdiendo el “yo” para convertirse en un “nosotros”.
El signo más importante de que un vínculo de fantasía se ha formado es cuando uno o ambos en la relación empieza a renunciar a áreas de interés personal, sus puntos de vista y opiniones únicas. Renuncian a su individualidad para convertirse en una unidad, un todo. El intento de encontrar seguridad en una ilusión de fundirte con otro lleva a una progresiva e insidiosa pérdida de identidad en cada persona”.
Ésta pérdida de identidad es perjudicial para mantener el amor romántico. Cuando nos enamoramos, sentimos atracción, interés e intensidad por una persona independiente a nosotros. Cuando comenzamos una relación, esa independencia desaparece y consideramos a nuestra pareja una extensión de nosotros mismos, en lugar de apreciarlos por los individuos autónomos que son.
Sin saberlo, las parejas tienden a crear rutinas que los encajan en roles más que enfrentar la imprevisibilidad y los desafíos inherentes que vienen con mantener pasión, emoción y un profundo sentimiento de cariño por otra persona.
Signos que indican que podrías estar en un vínculo de fantasía:
1. Menos contacto visual
2. Ruptura de comunicación
3. Afecto menos frecuente y relaciones menos pasionales y más rutinarias
4. Pérdida de independencia
5. Hablar como una sola persona. Uso excesivo de declaraciones de “nosotros”
6. Usar rutinas diarias como símbolos de intimidad, en vez de ser emocionalmente íntimos
7. Entablar comportamientos con roles determinados más que desarrollarte a ti mismo basado en tus metas e intereses personales
Si tu relación tiene alguna de estas cualidades, no desesperes. Una vez que te das cuenta de que has llegado a vivir alguna de las formas del vínculo de fantasía, es posible que resurjas como una versión de ti mismo más feliz y más enamorada. Primero debes investigar y explorar cómo el vínculo se manifiesta y le hace daño a tu relación actual. Luego puedes renunciar a los comportamientos que mantienen la conexión de fantasía y entablar otros que estimulen contacto real y significativo con tu pareja. Puedes dejar de reconstruir dinámicas que te hacen daño y fortalecer tu capacidad para amar y ser amado. Por último, puedes convertirte en la persona que quieres ser en tu relación – menos el cuento de hadas, pero con un final mucho más feliz.