Por Candela Duato
30 octubre, 2014

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Todo el vecindario está hablando de mí. Yo también estaría hablando de mí si me hubiese visto en mitad de la calle gritando a los coches como loca.  Pero, por supuesto, hay una razón perfectamente comprensible para mi comportamiento: Las personas no saben conducir.

Aceleran en calles residenciales donde los niños se precipitan como cachorros. Ni siquiera hacen como que el octágono rojo de la señal de STOP signifique algo.  No hablo sobre lentamente deslizarse y mirar a ambos lados, estoy hablando de ni siquiera mirarlo.

Todos los días, encuentras de 3 a 8 niños en mi patio delantero. Juegan a fútbol. Juegan con guantes de béisbol, frisbees, bombitas de agua. Y los cochen no paran. Es por eso que me paro en mi jardín rodeado de niños corriendo y grito fuertemente a los vehículos: “¡Baja la velocidad!”.  O “¿Me estás bromeando?” Por su culpa he enseñado a mi hijo una grosería o dos. Así que ahora antes de que diga algo o arrugue la frente, puede que escuche a mi hijo de 5 años decir palabras que escuchó de mi boca: “¿Qué prisa tienes, estúpido?”

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Estoy al mismo tiempo mortificada y orgullosa. 

A veces de forma agresiva me paro en la calle, forzándolos a bajar la velocidad.  En una ocasión, saqué una foto a una patente. En más de una ocasión, me avergoncé al descubrir que estaba gritando a un vecino. Pero luego dejé de sentirme avergonzada, porque tengo hijos que proteger.

A pesar de que las miradas feas y los dedos apuntadores abundan, nadie se me había enfrentado. Hasta hoy. Mientras sacaba las provisiones frente a mi casa, un auto negro se paró a mi lado. La ventana bajó y una mujer que no reconocí me dijo “He esperado encontrarme contigo por meses”.

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Oh oh.

“Sí, me gritaste que bajara la velocidad”

Mierda.  “¿En serio?” Quería tomar la misma postura dura que tomaba desde la distancia pero tenía miedo de que me gritara,  así que dije: “Uh, bueno, no estoy segura…eh…”

“Quería disculparme y decirte que tenías razón” 

”Oh”

Luego me dijo que me había hecho un gesto con la mano, pero que luego se dio cuenta de que iba muy rápido, especialmente en una calle residencial.  Había estado esperando encontrarse conmigo durante meses, para decirme que ahora conduce mucho más lento y con mayor cuidado.

Así que… sí, mientras hijos estaban ahí persiguiendo pelotas, me encontrarás con ellos persiguiendo autos.

Una mamá tiene que hacer lo que una mamá tiene que hacer.

 Original.

 

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