Por Francisco Lira
15 octubre, 2014

Hamed El-Erian tenía lo que parecía ser el “trabajo perfecto e ideal”. Ganaba millones de dólares al año como delegado consejero de PIMCO, una firma de inversión mundial situada en la linda playa de Newport, California. Todo iba bien; hasta que su hija le dio una nota durante una discusión que mantuvieron en casa.

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Como resultado de las palabras escritas en esta carta, a principios de este año El-Erian renunció abruptamente de la compañía en la que trabajaba. En la nota, su hija le habla de 22 ocasiones especiales de su vida que como padre se había perdido debido a su trabajo.

El Sr. El-Erian explicó su decisión en un reciente ensayo que artículo que escribió para una revista Estadounidense:

Me escribió una lista, compilando los eventos y actividades importantes que me había perdido debido a los compromisos de trabajo que tenía.

La lista incluía 22 eventos, desde su primer día en la escuela y el primer partido de fútbol de la temporada hasta una reunión de padres y maestros y un desfile de Halloween.

“Me sentí horrible y de inmediato me puse a la defensiva: ¡Tenía una buena excusa para perderme esos eventos! Viajes, reuniones importantes, llamadas telefónicas urgentes, o simplemente tareas pendientes. 

Pero me di cuenta de que me faltaba un punto realmente mucho más importante… Yo no estaba sacando suficiente tiempo para ella.

Desde que renunció, El-Erian ha adquirido varios puestos de trabajo a medio tiempo, ya que le permiten pasar más tiempo con su niña de 10 años de edad, incluyendo poder hacerle su desayuno antes de enviarla a la escuela.

Hay millones de niños en todo el país que se sienten como lo hacía la hija del Sr. El-Erian: sus padres están demasiado envueltos en sus propias vidas para tomarse el tiempo de centrarse en ellos. Felicitaciones a este padre lleno de amor, que se dio cuenta de la importancia de la crianza antes de que fuera demasiado tarde.

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