“Voy a sentirme orgulloso de las manos que tenga. Y si se equivocan… No me importa, porque tengo a mi familia”.
De pequeño, Zion (hoy de 8 años de edad) contrajo sepsis, una infección generalizada que le provocó múltiples fallas en sus órganos, y que obligó a los médicos a amputarle sus dos manos y pies a los 2 años. A los cuatro años recibió un riñón de su madre porque los suyos se encontraban en muy mal estado. Pero las cosas pueden comenzar a cambiar para Zion, pues con este nuevo transplante podrá jugar y “colgarse de las barras de juego”. Al menos eso es lo que se espera:
httpv://youtu.be/rcQCNXnCwT4
Es impresionante la felicidad y optimismo que irradia este niño, es un verdadero ejemplo a seguir. Y es que, aunque ha tenido una vida difícil, nunca deja de sonreír y se muestra verdaderamente perseverante:
Debemos a prender a quejarnos menos, y ser un poco más como Zion… ¡Qué niño más asombroso!